Cómo tratar con clientes tóxicos

Articulo extraido de https://shivathai.net/los-3-bloqueos-que-debes-superar-como-terapeuta/

Si haces masajes y todavía no has tenido tu «bautismo» tratando con un cliente tóxico, continúa leyendo, en este post te contaré cómo hacerlo para que no se dañe ni tu moral, ni tu autoestima, ni tu negocio.

Hacer masajes es maravilloso, y que te paguen por ello, todavía más.

A través de un trabajo corporal consigues transformar la energía de una persona, lo notas en su tono muscular, en su rostro, y en sus palabras de agradecimiento.

Esto, claro está, te llena de alegría, y cuando los casos como éste se van repitiendo, te preguntas cómo no se te ocurrió comenzar antes a trabajar como terapeuta.

Pero no todo es color de rosa en el camino del masajista.

Cada tanto aparece alguien a quien, por más que uses tu mejor disposición y conocimiento, tu masaje no le gustará.

De hecho tú no le gustarás, tampoco le gustará el sitio, la camilla, el futón, o la textura del billete que recibió como cambio, y te lo hará saber.

O puede que no se queje pero te haga pasar un mal momento debido a sus comentarios, su higiene, o alguna otra actitud fuera de lugar.

A este tipo de personas llamo yo «clientes tóxicos».

Ley de vida

Recientemente, y después de casi una década dedicándome a enseñar masaje thai, tuve que echar a una alumna de mi curso de masaje thai terapéutico.

Me sentí raro, aunque por un lado tenía la certeza de que había tomado la mejor decisión, por el otro no me sentía del todo bien.

Así que lo charlé con las dos personas con quien más confianza tengo: un colega amigo y mi mamá.

Mi amigo, que lleva el mismo tiempo que yo enseñando pero en otra área de las terapias naturales me dijo: «bah, en este tiempo yo ya eché a tres personas».

Mi madre, que fue peluquera la mayor parte de su vida, me comentó: «cuando estás expuesto al público, tendrás 99 personas que te van a amar, y luego entrará el número 100 que te va a odiar, es una ley de vida».

Esto me hizo reflexionar y recordar otros eventos similares en mi trayectoria profesional, y pude verificar que efectivamente, esta norma se repetía.

De los cientos de personas que atendí como masajista de spa en cruceros, solo recuerdo dos casos en los que, a pesar de haber dado lo mejor, los clientes tuvieron una mala experiencia y / o se quejaron sin una razón válida.

Y podría decir más o menos lo mismo si analizo mi experiencia en mi gabinete particular.

Esto nos trae a la primera enseñanza:

No importa cuán buen@ seas en tu trabajo, en algún momento llegará alguien que se quejará, con o sin motivo.

Es mejor si te mentalizas de este hecho para que no te tome por sorpresa.

Nada personal

Wayne Dyer, uno de los autores más reconocidos del mundo del desarrollo personal dijo en una de sus conferencias: «si coges una naranja y la apretas, sale zumo de naranja, no de pera o de piña. Lo que sale de la fruta es lo que la fruta lleva dentro. De la misma forma, si apretamos a una persona, y dentro de ella hay odio, saldrá odio, si dentro de ella hay amor y comprensión, amor y comprensión es lo que saldrá de ella».

Me parece una fantástica alegoría que da pie a nuestra segunda enseñanza:

Cuando te topes con un cliente tóxico, no te tomes nada personal.

Lo más probable es que la reacción que tiene contigo y/o con tu trabajo venga de otro lado, de su ofuscación por su vida, por su estrés en el trabajo, por un bloqueo o trauma emocional, o alguna otra cuestión que nunca averiguarás.

Así que cuando recibas un ataque o mala energía de un cliente, no te tenses ni te desanimes, si estás convencid@ de que has hecho bien tu trabajo, no pierdas tu tiempo sintiéndote mal por sus comentarios o actitudes.

Insisto, no tomes como personal lo que venga de un cliente tóxico, lo más probable es que haga lo mismo con otros profesionales.

Lo que permites es lo que recibes

Otra enseñanza que me gustaría compartir contigo es la que sigue:

No toleres comportamientos insanos, si hace falta, rechaza trabajar con este tipo de clientes.

Has de saber que como dueño de tu proyecto / emprendimiento / negocio, eres dueño de tu tiempo y tienes la libertad de elegir con quién quieres trabajar y con quién no.

Hace unos años supe de un copywriter (una persona que se gana la vida creando textos de venta) que empleaba una política bastante particular con los clientes tóxicos.

Cada vez que llegaba un cliente que no le gustaba, aplicaba lo que él denominaba «el impuesto al tonto».

Esto era, una subida considerable del precio de sus servicios, solo para este tipo de personas.

Si el cliente aceptaba pagar, él cobraría más, y si el cliente se quejaba y decidía contratar a alguien más, pues también ganaba porque se habría sacado de encima a alguien con quien no le apetecía trabajar.

Aunque me parece una idea de lo más ingeniosa, sigo prefiriendo el no trabajar con personas que no me gustan.

Considero que al final del día, sale más a cuenta tener más tranquilidad y seguir disfrutando de mi trabajo, que tener más dinero en el bolsillo.

No vale la pena lidiar con personas tóxicas que arruinan tu ánimo y tu energía, evitando estos clientes, mejorará tu capacidad de sonreír el resto del día y ofrecer lo mejor para el resto de tus clientes.

Y esto nos lleva a la cuarta y última enseñanza:

No puedes evitar que un cliente tóxico llegue a ti la primera vez, pero puedes evitar que vuelva una segunda, lo que permites es lo que recibes.

Y tú, ¿has tenido que atender a algún cliente tóxico?

Comparte tu historia más abajo en la sección de comentarios.

Espero que las ideas de este artículo te hayan resultado interesantes y valiosas.

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